El "William Process" patentado por Frank Williams en 1918 lo hace posible tal y como se hizo en la película "El hombre invisible" (1933). También se aplicó esta técnica en "The Lost World" (1925) o "Ben Hur" (1925).
El actor a filmar se ha de colocar ante un fondo negro y ha de taparse con telas negras las partes del cuerpo que se quieran hacer "invisibles".
A continuación, encima de la película nueva se coloca el filme original en el que sale el actor y se proyecta luz. Así se expone sólo la zona ocupada por el actor.
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